La mejor opción en Ginecología y Obstetricia

Dr. Raymundo Canales de la Fuente

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LO MEJOR EN ATENCION A LA MENOPAUSIA

11.12.2014 10:35

La definición técnica de la menopausia se refiere a la última vez que una mujer presenta el periodo menstrual, y la pregunta natural inmediata es acerca de cómo sabemos que efectivamente fue la última. La respuesta es muy simple; pasado un año sin sangrado podemos concluir que efectivamente fue la menopausia, entonces el diagnóstico es retrospectivo. Quiero aquí señalar enfáticamente que aunque se trata de un diagnóstico, no es una enfermedad; se trata solamente de una etapa de la vida por la que transitan las mujeres con el simple correr del tiempo. Pensar que es enfermedad sería tan erróneo como considerar a la adolescencia o a la edad adulta como patologías y aunque a veces nos lo parezca al educar a nuestros hijos adolescentes, no lo son. El promedio de presentación de la menopausia en nuestro país es alrededor de los 49 años. Los conocimientos en relación con la fisiología de esta fase de la vida, que explican parcialmente las molestias asociadas, son relativamente recientes, y son popularmente conocidas algunas de ellas; los llamados golpes de calor, el dolor de cabeza y el insomnio son ejemplos claros de circunstancias que pueden afectar la calidad de vida de las mujeres que, además, a estas alturas del ciclo vital, enfrentan situaciones como la natural salida de los hijos del hogar materno. Es también cierto que en esta época de la vida hay más predisposición para padecer algunas enfermedades como hipertensión o diabetes mellitus; además, la mujer se encuentra en la etapa de mayor riesgo para contraer cáncer de mama. Todo este panorama, adicionado con cambios en el estado de ánimo, provocados por las hormonas, constituyen una mezcla explosiva con impactos en muchas esferas, además de sufrimiento de las mujeres y sus familias. Es ésta la razón por la que constituye un problema sanitario mayor que, además, está en crecimiento por el envejecimiento de la población, pero ahora la pregunta natural es qué puede ofrecer la ciencia médica para trastocar el escenario descrito y, por supuesto, las herramientas son múltiples. El abordaje implica partir del historial clínico completo, controlar las enfermedades previas y efectuar una serie de acciones preventivas. Lo que quiero poner en relieve es el marco ético inflexible, necesario en todo el protocolo de estudio, en virtud de la enorme cantidad de fármacos que aparecen cotidianamente, cuya pretensión es aliviar o controlar asuntos que a veces no causan ningún síntoma, por lo que al menor descuido, tanto el médico como la paciente pueden caer fácilmente presas de un comercio poco legítimo. En la clínica de Menopausia y Climaterio a mi cargo, acá en el Hospital Ángeles Pedregal, tenemos como principio fundamental evaluar con detalle los cambios en el estilo de vida necesarios para cada mujer en esta etapa con una ponderación cuidadosa y personalizada de los objetivos. Cito como ejemplo al ejercicio físico, que constituye uno de los ejes torales para el control de los síntomas (además de los fármacos), pero que requiere de una evaluación precisa de la factibilidad en cada caso, es decir, de nada sirve intentar prescribir ejercicio a una mujer que no lo va a realizar. Nuestra evaluación integral pasa por muchos detalles que tienen por intención tomar todas las acciones necesarias para evitar o por lo menos disminuir el sufrimiento descrito y ofrecerle a nuestras pacientes la máxima seguridad en términos, por ejemplo, de la prevención del cáncer o las enfermedades degenerativas.